Respuesta del 1r I Ching de mi Vida: Hexagrama 33. La Retirada

en cuerpo alma y letra i ching Jul 11, 2023

Era invierno de 2008. Hacía muy poco que mi familia y yo vivíamos en esa casa, el tiempo justo para habernos hipotecado hasta las cejas…, con la “certeza” -claro- de ser capaces de construir, desde ese nuevo hogar idílico -que lo era-, el mejor de los futuros para nuestros 3 hijos.

 

¡Porque yo lo digo! -faltaba por haberme escuchado decir. Yo no me oí diciendo eso, la verdad…, pero el Cielo sí lo hizo. Y el Cielo es muy suyo para esas cosas. Falta que tú te empecines en conseguir algo a como dé lugar, para que las alturas te paren de golpe. Porque lo del “ordeno y mando” está arriba y no abajo. Y en esa época, yo era todavía muy cabeza loca, y muy poco dada a practicar eso de agacharla a tiempo. 

 

En esa época, yo era feliz. Y punto. ¡Lo mío me costó creérmelo!, que ese es un mérito que no todo el mundo que quiere consigue... Y después de tanto esfuerzo -a mi modo de ver, absolutamente merecido, claro…- no tenía la más mínima intención de cambiar. Aunque nadie entonces podría haber presagiado lo que venía… Y yo, aún desde mis sagaces habilidades controladoras, tampoco. 

 

Voy a tener que contar esto rápido, otro día me pongo a fondo…, que cuando escribo, me secuestra la musa y me cuestan hasta los puntos y aparte, no veo el momento de terminar. Pero hoy no es grave, sé dónde voy. Y pasa por mi hijo, él fue el primero en caer…

 

Ya en plena primavera, mi hijo pequeño, escasos 11 años en ese momento, empezó a encontrarse mal. Nada grave -dijimos todos. Pero a pesar del pasar de las semanas, él no solo no avanzaba, sino que yo misma empecé también a sentirme mal…, y hasta a mis dos hijas algo comenzaba a no ponérseles del todo bien.

 

Vengo de familia de médicos. Así que iniciamos la peregrinación… días y meses sin que médico alguno pareciese encontrar un origen orgánico a nuestros males. Desesperante… Llevé a mis hijos juntos, separados, fui sola, acompañada, una vez, más... Nada. Bueno, nada no…, en el periplo gané un montón de enfermedades psíquicas de regalo, me diagnosticaron depresión (tengo otras cosas, depresiva no lo he sido nunca, ni por asomo), cansancio, y otras lindeces…

 

Pero, como después aprendería, cuando se cierran todas las puertas, una ventana se abre. Ese Ventanal, en formato médica holística y kinesióloga -reconocida y mega formada-, que tuve el lujoso placer de recibir en mi Vida y la de los míos, nos atendió. Me escuchó, me creyó, me trató, me miró, me testó y me dijo: tu casa está enferma: hay que mirar si se puede curar; si no, hay que marcharse de ahí o enfermaréis todos.

 

No lo habéis notado, pero dejé de escribir unos minutos... Intentaba recordar el momento, porqué fue brutal: una mezcla de ¿estamos todos locos? ¿las casas pueden enfermar? ¿será verdad? ¿Qué me tengo que ir? ¡Pero si acabo de llegar! ¡Esto no puede estar pasando…! Y mejor os ahorro la cara de mi marido entonces…, un poema.

 

Llegamos a casa desencajados. A ratos, en el no puede ser; a ratos, en el seguro que se va a arreglar. A ratos, los justos…, porque después de haber confirmado profesionalmente el diagnóstico sobre la salud de la casa (terminó siendo una geopatía galopante sin posibilidades de arreglo fácil) en una de las siguientes visitas a la médica, ella me miró a los ojos y me dijo contundente: “¿Te vas a quedar mirando como un pasmarote a tus hijos a ver si mejoran o empeoran, con el tiempo? ¿O te pones las pilas y te vas con la música a otra parte?”

 

…Si eres de Tarragona, ¿te acuerdas de Arcoal? Arcoal era una librería -diríamos alternativa- que había en ese entonces en la plaça dels Àngels, cerca de la catedral. Yo sé bien donde estaba, porqué en la primera visita que hice a ese lugar, poco antes de que sucediera lo que cuento, su encargada, una mujer joven de mirada dulce pero firme, se acercó a mí para decirme algo que, entonces, no entendí demasiado…:

 

“Cógete este libro, ¿no lo conoces? ¡Cógelo! Te va a gustar…, y lo necesitarás muy pronto. Es el Oráculo más antiguo del Mundo, sus orígenes se pierden en la noche de los tiempos, hace casi 5.000 años… Responde siempre a todo lo que se le pregunta, si se le pregunta desde el Corazón (¡cuidado! que, si no es así, va a mandarte a buena parte). Anda, no te lo pienses, quédatelo… Lo Amarás y te Amará. Y Crecerás con él.”

 

El Libro se llamaba… I Ching, el Libro de los Cambios.

 

¿Te acuerdas de la pregunta contundente de mi médica?: “¿Te vas a quedar mirando como un pasmarote a tus hijos a ver si mejoran o empeoran, con el tiempo? ¿O te pones las pilas y te vas con la música a otra parte?” Llegué a mi casa, salí al maravilloso jardín repleto de geranios en plena floración buscando un momento de intimidad, me encomendé emocionada a un Cielo todavía demasiado desconocido para mí y, solemne, hice mi pregunta: “Necesito Ayuda: ¿qué hago?

 

Respuesta del 1r I Ching de mi Vida: Hexagrama 33. La Retirada

 

Para los que no conozcáis el I Ching, es especialmente importante que leáis con atención el texto general, que acompaña al hexagrama:

 

La Retirada. Éxito. Las condiciones son de tal naturaleza que las fuerzas hostiles, favorecidas por el tiempo, avanzan. En este caso, la retirada, el retirarse, es lo correcto y no debe confundirse con una huida. 

 

Huir significa salvarse uno a costa de lo que sea, bajo cualquier circunstancia, mientras que la retirada es un signo de fortaleza. Debemos ser cuidadosos para no perder el momento adecuado mientras todavía estamos en plena posesión del poder y la posición. Entonces seremos capaces de interpretar los signos de los tiempos antes de que sea demasiado tarde para prepararse para un retiro provisional en lugar de ser arrastrados a una lucha de vida o muerte. 

 

Así, no se trata de un mero abandono del campo al oponente, le hacemos difícil que avance al mostrarnos perseverantes en actos singulares de resistencia. De esta manera nos preparamos mientras nos retiramos, para la contraofensiva. Comprender las leyes de un retiro constructivo de este tipo no es algo fácil. El significado que se encuentra oculto en un tiempo así es importante.”

 

Y me fui. Llorando a mares, pero me fui. Dejándolo todo a medias, pero me fui. Arrastrando mil responsabilidades, sí: me fui. Como me alegro -hoy- de haberme ido…  Ahí quemé un capítulo esencial de mi Vida, pero sobre sus cenizas construí algo nuevo, una Vida Nueva a la que nunca, nunca, nunca hasta hoy le faltó lo más importante: el Consejo del Cielo.

 

Llevo el I Ching donde Voy. Con 3 monedas y un libro o una conexión a internet basta … Es el Maestro de los Maestros, la Mejor Guía dónde las haya, ¡Amor en formato libro! Te acompaña, te aconseja, te indica, te remueve, te riñe (¡y con ganas, cuando lo mereces!), te repite (que a veces somos muy pesadas…), te felicita (¡alucinas cuando pasa!). 

 

El I Ching te Ama… 

 

Lo sé, Tú también te vas a enamorar, como le ocurrió a Confucio -que pedía poco antes de morir 50 años más de Vida para estudiar el I Ching- o a Carl Gustav Jung, que vinculó fácilmente el libro a su recién estrenado descubrimiento del Inconsciente Colectivo o a Jorge Luis Borges, que prologó con su poesía una de las últimas versiones, y a tantos otros…

 

 

Para terminar, qué mejor cereza para este pastel, que esta magnífica poesía Borgiana, con la que el poeta prologa una de las versiones más universales del Libro.

 

El porvenir es tan irrevocable como el rígido ayer. 

No hay una cosa que no sea una letra silenciosa

de la eterna escritura indescifrable cuyo libro es el tiempo.

 

Quien se aleja de su casa ya ha vuelto. Nuestra vida es la senda futura y recorrida.

 

El rigor ha tejido la madeja. No te arredres. 

La ergástula es oscura, la firme trama es de incesante hierro,

pero en algún recodo de tu encierro puede haber un descuido, una hendidura.

 

El camino es fatal como la flecha,

pero en las grietas está Dios, que acecha

Poema para una versión del I King

Jorge Luis Borges

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