¡Queridos Hijos míos...! ¿Habéis matado muchos yankees?
Sep 09, 2023¡Queridos Hijos míos...!
¿Habéis matado muchos yankees?
¿Y ya habéis rezado vuestras oraciones?
De esto hace ya muchos años, como 40..., pero cuando cierro los ojos, todavía puedo volver a ver con nitidez la figura redonda de esa robusta y rolliza mamá del viejo oeste, a pantalla completa en el TV en blanco y negro de mi casa, recibiendo en la puerta de su rancho a sus maltrechos hijos después de la batalla, en pleno desierto americano. Sus palabras, hoy, retumban todavía en mis oídos:
¡Queridos Hijos míos...! ¿Habéis matado muchos yankees? ¿Y ya habéis rezado vuestras oraciones?
Desde luego que en ese entonces no estaba yo donde estoy ahora y, ni que decir tiene, que tampoco era capaz de sentir lo que ahora siento..., pero mi pensamiento en ese instante fue fulminante, ¿de verdad que alguien en su sano juicio podía hacer encajar, tan ricamente, una frase con la otra? Bahhh, seguro que esos eran los buenos..., ¿cómo, si no, hubiera podido nadie rezar al Cielo después de matar a alguien en la tierra?, seguro que los malos merecían su suerte, me repetía yo.
Y así es como, con el tiempo, a esas frases lapidarias del ya lejano oeste en cinemascope, pronto se le unieron otras que pasaron a adoquinar la calzada principal por donde circularon durante mucho tiempo las arrogantes moralinas unánimemente aceptadas por cinéfilos y cinéfilas -público en general- de buena voluntad...
¿Recuerdas alguna de estas perlas?
John Wayne: Si los tienes cogidos por los huevos, sus corazones y sus mentes les seguirán.
Clint Eastwood: El mundo se divide en dos categorías: los que tienen el revólver cargado y los que cavan. Tú cavas.
En boca de más de un actor, caracterizando al general Philip Henry Sheridan: Un buen indio es un indio muerto.
Eli Wallach: Cuando tengas que disparar, dispara, no hables...
Ante tan apabullante filosofía desde el pódium de lo mediático: la Gran Pantalla en tiempo del reinado del western..., lo del beso de Rubiales es casi un cuento de hadas...
Pero así se escribe la historia, no solo la del Mundo, no. Así, muy especialmente así, se escribe nuestra Historia Personal:
Somos las historias que nos Contamos.
No somos las historias que escuchamos, analizamos, desmenuzamos, comprendemos, cambiamos, corregimos e integramos..., no: Somos las Historias que Escuchamos (consciente o inconscientemente), NO analizamos, NO desmenuzamos, NO comprendemos, NO cambiamos, NO corregimos, pero SÍ integramos.
Y esas historias sin digerir, a palo seco y sin masticar, los humanos las tragamos sin apenas salivación, haciendo del esperado bolo digerible, una bola monumental que termina por indigestarse antes de poder ser metabolizada.
Empecé por lo de los ya apolillados westerns, porque pareciera que la lejanía que hoy nos suponen esos ya clarísimamente trasnochados mensajes nos pone a salvo del cuerpo real de este mail.
Y lo siento, pero no.
¿Sabes por qué te gustan unas cosas y te disgustan otras? ¿Por qué unas personas te atraen y otras te repelen? ¿Por qué tus parejas parecen, ¡qué cosas!, cortadas por el mismo patrón?
¿Sigo...?
¿Se parecen a papá o a mamá tus parejas? ¿Quizás son justo lo contrario? Y tú, ¿te pareces justo en lo que no quisieras parecérteles, a papá o a mamá? ¿Tienes con tus hijos relaciones nada que ver con las que quisieras tener? ¿Repites patrones en temas emocionales? ¿En temas de salud?...
¿...Sabes Por Qué?
Porqué respondes... -todos los humanos lo hacemos por defecto- a informaciones INCONSCIENTES muy precisas, encriptadas en esas Historias Que Te Cuentas sin saberlo.
Tal cual.
En Sistémica, esa Magnífica e Inconsciente Obediencia Fiel a Tus Propias Historias, de consecuencias a menudo catastróficas (no exageramos) tiene un nombre. ¿Vamos allá? Se llama Buena Conciencia.
Pero tenemos una inmejorable noticia. Solo para Ti: esa Obediencia Fiel es Reversible. Y cualquier Ser Humano es capaz de aprender a revertirla y, además..., Revertirla. Y también tiene un nombre. ¿Te atreves? Mala Conciencia.
La Buena Conciencia no siempre es mala... La Mala Conciencia no siempre es buena... Ambas se escogen embelesadas para bailar una danza amorosa sin fin..., porque la Vida es eso: un Baile a dos, a cuyo ritmo, Ella, esboza sus proyectos, pinta sus días y entreteje sus sueños.
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